Se suele recordar que la alta dirigencia sindical del Gremio Docente, es desde hace muchísimo tiempo, una “minoría audaz”. No es casual su creciente desprestigio, esa honra, ese respeto ganado por hombres como Luis Beltrán Prieto Figueroa que quedó en el pasado.
Esa opinión colectiva del docente gremialista ejemplar, reconocido, admirado, de incuestionable reputación contrasta con el rechazo hacia los actuales actores sindicales del gremio docente.
Con la muerte del maestro Prieto Figueroa, muere el sindicalismo protector del docente, honesto, solidario, verdaderamente luchador y ético. No se puede olvidar que Prieto Figueroa dejó un hermoso legado. Su espíritu gremialista, se resumen en frases como la siguiente “Hay quienes quieren un magisterio sumiso, silencioso, arrinconado, incapaz de levantar la voz, pero un pueblo que tenga maestros de esa categoría tendrá que ser un pueblo de esclavos”.
El silencio cómplice de la alta dirigencia sindical es la negación del legado del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa. Ningún alto dirigente sindical siguió el ejemplo de Luis Beltrán Prieto Figueroa, ese de velar por los intereses del Magisterio. No vale la pena nombrarlos, pero es triste y lamentable, que la propia Federación Venezolana de Maestro sea parte de ese falso sindicalismo magisterial. Que se puede esperar de unos jefes sindicales que comulgan con la “política sin elección y sin esfuerzo depurador”.
Hay sindicalistas que discuten Contrato Colectivo teniendo vencidas sus licencias sindicales desde hace más de diez (10) años, es decir, absolutamente deslegitimados para representar al Gremio Docente. Si es que el presidente de una federación se ha mantenido por más de 27 años al frente de la misma. Más años de los que duró la dictadura de Juan Vicente Gómez. Un hecho comparable con los 28 años que tuvo Rafael Ezquivel como mandamás de la Federación Venezolana de Fútbol, a quién no le quedó otra que declararse culpable del escándalo de corrupción conocido como FIFA Gate.
Pareciera, que las federaciones discuten contratos más por negocio que por convicción, por eso muchas cláusulas se incumplen, sin que pase absolutamente nada extraordinario. Por mucho tiempo, esas organizaciones estuvieron al servicio de la usura con sistemas de compras a créditos a establecimientos comerciales y/o denominadas proveedurías hasta que llegaron las tablas salariales de la ONAPRE.
Para nada importa la violación del anterior contrato, no se espera nada transcendente de los astutos silenciosos. Nada es extraño. Es que más de uno aplica el garrote contra quienes legítimamente representan una amenaza a sus intereses.
Si algo saben algunos de los sindicaleros deslegitimados electoralmente, es de marramucias y de expulsiones de afiliados.
La base del magisterio debe pulverizar en un plazo de tiempo corto, al viejo y corrupto sistema sindical. De lo contrario, nada cambiará, si esas anacrónicas estructuras seudo – gremialistas continúan siendo dirigidas por inmorales caudillos sindicales.
No hacerlo sería un suicidio para la educación y para lo que queda del Magisterio.