Los matices de las protestas de los maestros

Profesora Yarilina Rodríguez

Ya hace más de tres meses desde que los maestros y profesores en Venezuela decidieron salir a las calles a protestar haciendo reclamos justos sobre sueldos y salarios acorde a la realidad económica que se vive en el país, desde entonces, ha sido un sinfín de vaivenes y matices en grado e intensidad variados y no uniformes. Las manifestaciones no se viven por igual en el territorio nacional, cada ciudad, estado, o región tienen sus propias características, es así entonces, que se puede observar que las escuelas de Caracas en apariencia, se adormecieron aletargándose y sumiéndose en lo que se ha denominado horario mosaico o de contingencia.

La pluralidad de la protesta va desde la aparente calma de los últimos días del Distrito Capital hasta la constante agitación de Guarenas, Guatire, Barquisimeto, Barinas, Portuguesa, Aragua entre otros; en ambos casos hay una lucha, un reclamo que va más allá de las reivindicaciones económicas para unirse a un malestar social de indignidad y malos tratos del gobierno con la masa trabajadora. Acudir a los centros de trabajo no significa que el gremio docente se encuentre rendido o haya acatado la propuesta de los lineamientos del Ministerio de Educación, es haber entendido que no se puede abandonar la escuela, que los niños y adolescentes del país requieren la atención de sus maestros y dándosela es parte de la labor; sin embargo, la disposición se desvanece por falta de un sueldo que cubra alimentación, pasaje, ropa y calzado, en otras palabras por carecer de una quincena sustentable.

No obstante, hay que adentrarse para entender que esa pasividad contiene una lucha constante y perenne que hace recordar los procesos de batallas más aguerridos de la historia pero que son pausados y no se obtienen en forma inmediata. Aquí cabe señalar que es importante no desmoralizarse y estar claro que no necesariamente debe haber uniformidad de acciones en todo el territorio, comprender además que no se necesita proclamar un paro u hora 0 para llegar a la victoria definitiva, por unas causas sencillas: primero porque ya la educación está en paro patronal, o paro técnico cuando no se ha podido sostener la manutención de infraestructura, dotación, Programa PAE, amén de no haber honrado la deuda que se tiene con el gremio docente, por otro lado, nada de lo que diga o haga el gobierno en su afán por obligar a los maestros para volver a las aula tendrá asidero legal y toda acción que emprenda será considerada como un abuso y atropello no solo por el Magisterio sino también por un pueblo que está viendo y viviendo por igual los desmanes del régimen.

El gobierno trata de paliar la situación dando al sector de trabajadores públicos incluyendo al sector educativo un bono “de guerra”, que este mes de abril fue de un poco más de 40 dólares, siendo esto insuficiente para cubrir la canasta básica; llama la atención que semanas atrás se le otorgó un bono al sector militar de 200 dólares ¿Será entonces más importante mantener contento al sector castrense que a la educación? Claro que sí, ya que son los militares quienes sostienen el poder y es una forma de pagar lealtad. Aún así, la base del magisterio no claudica ni cede ante su reclamo y los logros aunque sean pequeños, cuando se unen y son constantes llevan a la victoria.

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