En las últimas semanas el pueblo venezolano se ha visto consternado por las noticias del fallecimiento de un niño al sufrir un accidente de ntro de las instalaciones de su escuela, al caer desde una altura de 7 metros y el suicidio cometido por un adolescente de 17 años que padecía del síndrome de Asperger siendo la causa, según la investigación, que era víctima del bullying por parte de sus compañeros de clase e incluso por parte del personal que laboraba en la institución, en ambos casos, la pena recayó sobre las maestras y personal directivo quienes fueron imputados de homicidio culposo.
Pero lo que atrae aún más la atención es que a nivel público se silencia la versión que ante los hechos puedan dar los actores educativos, una vez más se niega a los docentes su derecho a la defensa pública, pues, aunque tengan alguna cuota de responsabilidad, también la responsabilidad no recae solamente en ellos, se debe revisar en estos casos más allá del hecho y a fondo, esclarecer las circunstancias que rodean la situación, al respecto, se considera que aún existen dudas por aclarar ante la opinión pública, para evitar que situaciones tan tristes y terribles ocurran en otras instituciones educativas.
Pareciera entonces, que se obvian las circunstancias que rodean ambos casos donde se plantean el siguiente cuestionamiento:¿Cuántas muertes deben ocurrir para que la sociedad venezolana comprenda que las pérdidas son mayores a nivel de la educación?, parte de esta respuesta es porque se permite que cualquier persona pueda ejercer como docente sin tener una preparación adecuada para ello, irrespetando así la dignidad de la carrera y a quiénes se le paga con migajas desmejorando su calidad de vida por carecer de salarios dignos y seguridad social óptima, cuando no se respetan las normas de seguridad necesarias para resguardar la vida de los que conviven a nivel escolar, cuando se excusa la falta de respeto de infantes y adolescentes bajo una LOPNNA que en vez de aplicarse para salvaguardar sus vidas o desarrollo personal, se utiliza como instrumento para chantaje y mala praxis, características fundamentales de las políticas educativas actuales, donde como “secreto a voces” prevalece la cantidad de aprobados por sobre el aprendizaje académico logrado, estás, entre muchas otras pérdidas educativas que siguen afectando el ser activo de la sociedad. Hay que reaccionar ante estas pérdidas no solamente humanas sino también de buena parte de la sociedad venezolana aguerrida que alguna vez existió.