El tiempo siempre determina ¿Cuántas gotas más faltan para rebozar el vaso?, y la última gota llegó para un grupo de estudiantes del Liceo Estadal Claudio Corredor Müller, ubicado en El Vigía, estado Mérida, donde la ausencia de profesores fue el denominador común entre el año escolar terminado y el año escolar iniciado. Frente a la negligencia de las autoridades educativas por ofrecer una pronta solución, la última carta por jugar era el artículo 68 de la Constitución Nacional, y con mucha gallardía y entereza así lo asumieron los estudiantes, quienes, con megáfono en mano, vociferaron la realidad de su institución y exigieron la incorporación de profesores, advirtiendo que no entrará un estudiante a ninguna clase hasta tanto tengan el número de profesores que corresponde.
@fordisivzla Un vídeo difundido en la cuenta de X de @MeridaNoticia da cuenta de una #Protesta en el Liceo Claudio Corredor Müller, ubicado en El Vigía, municipio Alberto Adriani de Mérida Los estudiantes exigen la presencia de autoridades del Ministerio de Educación y del Gobernador de #Mérida debido al déficit de profesores y al abandono de la institución Coincidencialmente el actual gobernador merideño, Jehyson Guzmán ocupó cargos como Viceministro de Educación Básica Desde las 7:20 de la mañana los alumnos tomaron la sede educativa y no permitieron el ingreso a clases, hasta que obtengan respuestas Carteles con consignas están en la puerta de la institución con los siguientes mensajes: «merecemos una Educación de Calidad», «Necesitamos a todos los docentes» y «queremos soluciones»#CapCut
La protesta estudiantil se hizo viral, las redes sociales y medios locales registraron y replicaron el hecho. Los comentarios cargados de empatía no se hicieron esperar, pues lo que tanto denunciaban y exigían los estudiantes de un liceo del Occidente del país, es la realidad que aqueja en la gran mayoría de instituciones educativas a nivel nacional: la escasez de docentes.
Desde la óptica de los estudiantes, la razón de su protesta es la falta de profesores en determinadas áreas de formación; no obstante, ese reclamo es solo la punta del iceberg de la crisis educativa y social que se vive en Venezuela desde hace dos décadas.
Detrás del reclamo de los estudiantes, hay un sinfín de situaciones adversas que impiden el buen avance del sistema educativo venezolano: instituciones educativas con infraestructuras deterioradas, mobiliarios dañados o inexistente, laboratorios y bibliotecas desabastecidos, servicios públicos deficientes, inseguridad, currículos desfasados y adoctrinadores, entre otros. Sin embargo, lo que más ha agudizado la crisis educativa en Venezuela es el paupérrimo salario que devengan los maestros (y todos los empleados públicos), el cual ha ocasionado un rechazo al ejercicio de la profesión docente sin precedentes en el mundo, pues el profesional de la docencia se ha visto obligado a migrar a otras profesiones u oficios, y en el peor de los casos, le ha tocado que dejar su país en búsqueda de mejores ingresos que le permitan sufragar las necesidades económicas de su núcleo familiar.
La falta de profesionales de la educación en las instituciones educativa no solo implica que los estudiantes no vean una o dos materias, implica el desaprovechamiento del capital humano formado en Venezuela y tras el, el desaprovechamiento de las potencialidades y del tiempo de los estudiantes, quienes muchas veces acuden a las instituciones por dos asignaturas de cinco o seis que deberían ver durante el día; problemática que se ha venido replicando año tras año sin solución alguna por parte de quienes dirigen las riendas de la educación en el país.
Los resultados de este panorama son nefastos. Estudiantes sin los conocimientos necesarios en determinadas áreas y dilapidando su potencial, maestros sin calidad de vida y sin poder adquisitivo, hogares desmembrados producto de la diáspora, y una sociedad inmersa en el atraso y en permanente sobrevivencia.
Todo lo expuesto muestra resumidamente como una protesta estudiantil representa apenas la punta del iceberg del status de la educación en Venezuela, debajo de ella subyace una realidad cuya transformación está en manos de todos los venezolanos, pues quien no sea consciente de la importancia y trascendencia de la educación y del poder del conocimiento está condenado a vivir en el atraso, en el conformismo y en la mediocridad.
La protesta de unos estudiantes por tener una matrícula de docentes completa debe convertirse en la alarma que despierte a padres y representantes, profesores, a dirigentes gremiales y sindicales, federativos, a toda una sociedad, para que juntos salven la educación, y con ella, el futuro de Venezuela.