En la actualidad los trabajadores del sector público en Venezuela se encuentran con salario que desdicen principios fundamentales del derecho laboral, y es que hoy por hoy la masa de empleados está arropada por un sistema de políticas que cercenan derechos inalienables y propios del ser humano. A esta altura de la historia de la llamada quinta república liderada por el partido PSUV han pasado medio siglo quedando demostrado que la política sistemática del gobierno se aleja de lo que establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) en concordancia con la Ley Orgánica del trabajo (LOTTT).
De acuerdo al artículo 18. Principios nro.2 de la LOTTT, la intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios laborales, no sufrirán desmejoras y tenderán a su progresivo desarrollo. No obstante, vemos que cada día se incrementa la pérdida de beneficios salariales de la masa trabajadora. Haciendo referencia al sector del gremio docente, encontramos un deterioro significativo en la calidad de vida de maestros y profesores que va en franco declive por no tener poder adquisitivo por concepto salarial, inhibiéndose en el “progresivo desarrollo” que establece la ley.
Dicho en otras palabras, el magisterio venezolano ha pasado a vivir en pobreza, engrosando así las cifras que se quieren silenciar, pero que sobresalen y flotan en la atmósfera cuál calima; no es preciso ser experto en movilidad social ni entender mucho de sociología para darse cuenta la situación de mendicidad en que ha caído el profesorado. Abundan muchos casos que se han visibilizado por los medios y redes sociales, que son referencias claras de lo que hablamos; docentes que en las calles venden dulces o laborando de caletero, entre otros múltiples oficios que realizan para sobrevivir y despiertan la compasión y empatía de muchos.
La Crisis del Magisterio Venezolano: Pobreza, Solidaridad y Resistencia en Tiempos de Opresión
En este trajinar, tanto los profesores universitarios como los de escuelas y liceos públicos han pasado de despertar sentimientos de admiración a recibir manifestaciones lastimeras de influencer, padres, representantes y sociedad en general que arrastrados en buenas intenciones obsequian recursos que mitigan momentáneamente el problema, pero que no solucionan el fondo del mismo. Vemos con preocupación en este querer contribuir, muchas escuelas han aceptado un aporte de dinero en divisa de parte de padres y representantes a fin de “resolver” o paliar la dura situación económica del docente, de esta manera pretenden garantizar la asistencia de los educadores en el aula. Sin embargo, se les olvida que la educación es deber del Estado y por ello los entes que deben garantizarla son las instituciones de gobierno dispuestas para este fin.
Queda claro que los principios establecidos en el artículo 89 de la CRBV se han convertido en letra muerta, obviamente, el trabajo como un hecho social donde el Estado protegerá y dispondrá de las mejoras de condiciones materiales, morales e intelectuales para los trabajadores y trabajadoras, no es una práctica que ocurra en los últimos tiempos en este país. Estamos ante una violación reiterada y recurrente de todas las leyes que amparan al trabajador, y tenemos que paradigmas de intangibilidad, progresividad, de justicia social y solidaridad, no se están cumpliendo, por ello se puede considerar como un acto contrario a la Constitución.
Ante la flagrante vulneración de derechos fundamentales de los trabajadores, y tomando en cuenta que son las instituciones del gobierno que han dejado de cumplir, ¿Cómo se afronta este estado de indefensión? ¿Qué pueden hacer los trabajadores de educación? Realmente no hay solución prescrita para hacer frente a un sistema duramente opresor que no acepta críticas y somete a quienes disienten a amenazas, prisión y hasta torturas; solo queda la resistencia organizada de forma pacífica, la denuncia ante los atropellos a través de medios digitales, mantener resiliencia que debe ir junto a un estado de ánimo esperanzador y optimista.