El bonche de los bachilleres formados en la peor de las crisis

Los bachilleres graduandos del año escolar 2022 – 2023, se formaron en el Nivel de Educación Media en unas circunstancias atípicas, con un sin fin de dificultades. Esta generación inicia una etapa que supuso una formación integral para la vida. De la que se esperó disponer de las mejores herramientas educativas del momento para afrontar los desafíos del futuro en un mundo cada día más exigente. Nuestros nuevos bachilleres inician sus estudios cursando el primer año de bachillerato en octubre del año 2018. Una etapa que coincide con una enmienda a una adecuación de la denominada Transformación Curricular que resultó absolutamente improvisada. Simultáneamente, se emite el polémico Memorándum 2792 del Ministerio del Trabajo que despoja a los maestros de importantes beneficios logrados por la dirigencia sindical desde 1969 hasta la fecha.

Ambos actos administrativos, se resumen en el afán de recortar cuantiosos recursos presupuestarios. Además de suprimir contenidos curriculares para minimizar el creciente impacto del déficit de docentes. La Transformación Curricular significó en la práctica un «arroz con mango» para los docentes por la forma como se implementó. A lo largo de estos 5 años, tanto los nuevos bachilleres como sus docentes sufrieron de vulnerabilidad alimentaria. Estudios de ONG y la UCAB, reportaron dramáticos niveles de desnutrición en estudiantes y profesores. De una larga lista de carencias, sobresalió aquella intencionalmente ignorada por el tejido temático de una inadecuada adaptación curricular. Esta Transformación fue incapaz de orientar el abordaje del fenómeno del «Duelo Migratorio». Sin duda, no es un tema indispensable y para nada interesa sus posibles referentes teóricos.

Un lustro educativo cruel y doloroso, no faltó el estilo proselitista de un enfoque curricular desfasado y una crisis moral sin precedente alguno. Tristemente, muchísimos estudiantes vieron migrar a sus padres, haciéndose cargo en la mayoría de ellos, las guerreras abuelitas. Por otra parte, incontables docentes murieron de mengua, cuyos funerales fueron costiados por la caridad de la gente. Ninguna generación de bachilleres pudo haber tenido más carencia y ausentismo escolar que esta. Entre las causas de la disminución de los días de clases estuvo el hambre, la falta de acceso al transporte y la necesidad de rebuscarse, tanto para los docentes como para algunos estudiantes. Ante todo este panorama, la pandemia contribuyó a complicar más el asunto, incrementando el artificio de aprobar estudiantes en áreas en la que no tuvieron docentes asignados. Ni hablar de las penurias de la infraestructura escolar y sus consecuencias.

¿Tantas carencias se sustituirán en una fiesta como regalo de graduación?

Quizás sean apreciaciones subjetivas, pero existen elementos próximos a un claroscuro de verdad y engaño, tal como lo plantea el filósofo Checo, Karel Kosík.  En las condiciones como se formaron los bachilleres del 2023, se hace necesario un abordaje especial de nivelación. Si a este se le suma el trasfondo del asunto, de la propuesta festiva en un ambiente que sea para ellos chévere. Como si este debería ser parte de su cotidianidad y en una atmósfera de relax. Permite argumentar que difícilmente estos bachilleres dispongan de herramientas y de modelos idóneos que tributen en ese proceso de creación de la realidad concreta y la visión de la realidad en su concreción.

El concepto de pseudoconcreción está enmarcado en una dialéctica que examina la praxis fetichizada, de admiración exagerada a figuras y símbolos fuera de lo natural. Como también de cosas que son objetos de manipulación, lo cual se resumen en la siguiente cita:

Su elemento propio es el doble sentido. El fenómeno muestra la esencia y, al mismo tiempo, la oculta. La esencia se manifiesta en el fenómeno, pero sólo de manera inadecuada, parcialmente, en algunas de sus facetas y ciertos aspectos» ( Karel Kosík).

Si el fin de agasajar a estos jóvenes es para lograr obtener su apoyo de cara a las próximas elecciones presidenciales, justificado en el derroche de todo un aparato propagandístico conocido como la Ruta Live del Bachiller. Contradictoriamente, son los bachilleres que vivieron la desaparición del pasaje preferencial estudiantil y el fin de las becas. Tristemente los organizadores del evento, nunca se propusieron alternativas como una ruta de transporte escolar como sugerían las ONG.

La Ruta Live del Bachiller, es un evento que vende el reconocimiento al esfuerzo de la muchachada en el país. Pero sin el más mínimo elemento que implique enmendar errores gubernamentales en materia educativa. En donde una verdadera rectificación tendría como centro al maestro y su dignificación, como bien lo señala Antonio Pérez Esclarín: «Valorar a la Educación implica valorar a los que la imparten».

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